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diciembre 1 de 2021
La industria portuaria y su permanente reto de cambio (segunda parte)

Carolina Herrera Fonseca, Directora de la Cámara Marítima y Portuaria de la ANDI

A comienzos de este año habíamos escrito un artículo para explicar por qué la industria portuaria se enfrenta de manera permanente al cambio. Nos referíamos en particular a aquellos ajustes que trajo consigo 2020 y principios de 2021 en la cadena de abastecimiento a nivel mundial, ocasionados por las cuarentenas, los cierres de frontera en países en todo el mundo y la suspensión de la producción en los centros de abastecimiento claves de la economía internacional, todo lo cual generó repentinos cambios en la demanda y oferta de bienes a nivel mundial.

Muchos esperábamos que 2021 fuera un año mucho más estable para el comercio internacional y las cadenas internacionales de abastecimiento. Y en la medida en que los procesos de vacunación a nivel mundial avanzan de manera positiva, se han abierto las fronteras y la reactivación de la economía ha sido prioridad para las naciones.

Sin embargo, este nuevo escenario, positivo en principio, se ha visto afectado por un persistente desbalance en las cadenas de abastecimiento mundial, que se viene prolongando durante lo corrido del año y que a criterio de los expertos en el tema se ha catalogado como “la tormenta perfecta”, porque han confluido muchos elementos que crean un escenario complejo y singular.

Por un lado, la oferta de transporte marítima internacional, luego de haber recientemente pasado por un escenario en el que la producción y comercio mundial venían desacelerándose, tuvo que reaccionar rápidamente al aumento de la demanda mundial de bienes, con la que se generó una mayor necesidad de medios de transporte (barcos) y contenedores. La oferta mundial de embarcaciones y de contenedores parece haberse quedado corta para abastecer este aumento en tan poco tiempo.

Por el lado de la demanda de transporte, los nuevos hábitos de consumo, la vacunación y los incentivos económicos que a nivel mundial crearon los gobiernos fueron instrumentos clave para impulsar la reactivación económica. Con la reactivación se potenció la producción y consumo de bienes a nivel mundial y, por lo tanto, también la necesidad de transportarlos internacionalmente. El incremento del comercio electrónico se ha convertido en un ingrediente adicional, en la medida en exigió el desarrollo de la última milla (door to door), y ha presionado así mismo la cadena logística para lograr llegar hasta el consumidor final.

Estas situaciones que se han reflejado en el crecimiento de los fletes internacionales y la escasez de contenedores, han generado una nueva presión a nivel mundial en el sector de transporte marítimo, que se estima que mueve cerca del 90 % de las mercancías. Dicha presión, como efecto dominó, se ha extendido a varios puertos del mundo, siendo los ejemplos más evidentes los casos de China y Estados Unidos, en los que han aumentado la ocupación y los tiempos de espera para atraque de las embarcaciones.

Este escenario es un nuevo reto para las instalaciones portuarias de Colombia, que desempeñan una actividad de importancia estratégica para el país, en un constante contexto de cambio. Además de los elementos descritos que hacen parte del ineludible contexto internacional, también las han afectado elementos internos que generan desafíos a la industria portuaria.

En este contexto resalta la relevancia de las instalaciones portuarias como parte de la cadena logística y de comercio exterior, y se reafirma con los resultados de un reciente estudio realizado por la Cepal para el Ministerio de Transporte de Colombia. En este se estima que por cada peso que producen las instalaciones portuarias en Colombia, se producen tres pesos más en la economía nacional vía encadenamientos.

Cerca del 90 % del comercio exterior de Colombia, es decir, alrededor del 25 % del PIB del país, se realiza por el modo marítimo utilizando las instalaciones portuarias, por lo que hacer flexible y sencillo el modelo de administración portuaria es simplificar y facilitar el PIB nacional, teniendo en cuenta que la mayoría de los procesos productivos incorporan dentro de su cadena el comercio exterior de bienes.

Por esto es fundamental seguir avanzando en un modelo portuario competitivo y flexible, en el cual se incentiven las inversiones y la productividad, y sea posible y simple hacer los cambios que exige el mercado. Como hemos visto los últimos años, los cambios no se advierten, simplemente llegan y se debe tener la capacidad de adaptarse y acomodarse rápidamente. Adicionalmente, es necesario avanzar en las obras de profundización del canal de la zona portuaria de Buenaventura, lograr sostener la profundidad en la zona portuaria de Barranquilla y conservar los estándares de seguridad de la navegación en la bahía de Cartagena. Todo esto resulta esencial para que el sistema portuario nacional sea competitivo y no se rezague frente a otros puertos de la región.

La industria portuaria en Colombia se ha venido adaptando y ajustando a los constantes cambios y presiones, aportando a la construcción de un mejor país, pero será clave unir esfuerzos públicos y privados que nos permitan mantener un sector de talla mundial, conectado y aportando al crecimiento de Colombia.