martes, 23 de abril 2024 | English | INICIAR SESIÓN
junio 17 de 2019
El etiquetado de alimentos debe responder a las necesidades y preferencias de los colombianos

El modelo de etiquetado frontal debe contener información sobre la cantidad de azúcares totales, grasa saturada, sodio y energía (calorías), en una porción del producto y su porcentaje frente al valor diario de referencia.

Bogotá, 17 de junio de 2019. La Cámara de la Industria de Alimentos considera primordial que se dé un debate sobre el etiquetado frontal con base en información técnica y científica que respalde cualquier decisión que pueda tener un impacto en la salud pública. Además, este debe proveer información clara, veraz y suficiente, lo cual tendría que ir acompañado de educación para que los consumidores puedan interpretar las cantidades para tomar decisiones conscientes de lo que consumen. En ese sentido, es importante tener en cuenta que existen más de 24 formas diferentes de etiquetado que se están discutiendo en el mundo.

“Estamos de acuerdo en la implementación y regulación del Etiquetado Frontal Informativo, que al día de hoy solo se encuentra presente en los alimentos de forma voluntaria, porque la norma nacional aún no exige de manera obligatoria su uso, como sí sucede en otros países del mundo. Para nuestro sector, un etiquetado de advertencia sataniza todas las categorías de alimentos procesados por la industria, además el etiquetado de octógonos de advertencia, solo ha sido implementado en un país, aún sin resultados positivos en salud pública”, explica Camilo Montes, Director de la Cámara de la Industria de Alimentos de la ANDI.

De hecho, las empresas han implementado el etiquetado frontal desde 2016 en más de 4.771 referencias de alimentos, el cual provee información con referencia en las porciones efectivamente consumidas, respeta la autonomía y preserva el derecho de elección del consumidor. Además, presenta la cantidad y el aporte a la dieta de una porción del alimento respecto a nutrientes sensibles como grasas, azúcar y sodio. Así como la cantidad de energía (calorías).

“Tenemos que revisar entre todos los actores (industria, ONG, Congreso, academia, Gobierno, consumidores) el modelo que más se ajuste a las necesidades nutricionales de los colombianos, y esto incluye que discutamos la forma, el tamaño, el color y los íconos que le permitan al consumidor tomar decisiones informadas. Además, debería ser obligatorio”, añade Montes.

Adicionalmente, es esencial que el etiquetado esté alineado con las Guías de Etiquetado Nutricional del Codex Alimentarius, establecido por la FAO y la OMS y del cual Colombia hace parte junto con 187 países, para que se le facilite al consumidor elegir su alimentación con discernimiento a partir de sus propias realidades nutricionales.

Porlo tanto, “reiteramos desde la Cámara de la Industria de Alimentos de la ANDI que estamos comprometidos en trabajar conjuntamente con autoridades y consumidores para lograr contar con estándares que permitan prevenir desafíos de salud pública, educar a los consumidores y seguir alimentando responsablemente a los colombianos, desde una industria que le apuesta al consumidor, al crecimiento y desarrollo empresarial, a la generación de empleo, a las exportaciones y a la competitividad del país”.